6 secretos poco conocidos (y salvajes) de Es Cavallet, la playa gay más icónica de ibiza

Ibiza siempre ha sido un destino de libertad, diversidad y celebración de lo auténtico.

Pero si hablamos de un lugar donde todo eso se vive con especial intensidad, ese es sin duda Es Cavallet: la playa gay por excelencia en la isla.

Un rincón donde el ambiente es libre, relajado y acogedor, y donde se mezclan residentes, viajeros, locales y visitantes de todo el mundo en un entorno natural que invita tanto al descanso como al disfrute más sociable.

Si bien Es Cavallet es bastante conocida —en especial por su zona nudista y por ser uno de los epicentros LGTBQ+ de Ibiza—, lo cierto es que guarda algunos secretos que no todos conocen, incluso entre quienes la visitan cada verano.

Desde rincones escondidos hasta recomendaciones muy puntuales, en este artículo te voy a contar 5 detalles que hacen que esta playa sea aún más especial.

Así que si estás planeando tu visita (o quieres redescubrirla con otros ojos), continua leyendo. Te prometo que estos datos te sorprenderán y tal vez te eviten alguna sorpresa inesperada.

1) El bosque detrás de la playa: un territorio “secreto” de encuentros discretos

Quienes conocen bien Es Cavallet saben que la playa no termina en la arena ni en el mar.

Justo detrás, en las dunas entre los tramos centro se extiende un pequeño bosque mediterráneo que, con el paso del tiempo, se ha convertido en un territorio de encuentros tan discretos como intensos.

Este entorno natural —semioculto entre arbustos, senderos estrechos y zonas de sombra— ha sido, desde hace años, un punto de encuentro espontáneo para quienes buscan algo más que sol y playa.

No es algo que se promocione ni se anuncie, pero forma parte de la historia no oficial de Es Cavallet. De hecho, muchos viajeros del colectivo LGBTQ+ lo consideran un espacio de libertad sexual, al margen del juicio y las miradas ajenas.

Importante: si decides explorar esta zona, ya sabes lo que puedes encontrarte allí. Es buena idea hacerlo con discreción, calzado adecuado y sin dejar ningún tipo de residuo. Lo salvaje y lo libre pueden convivir perfectamente con la responsabilidad.

2) Cómo llegar a Es Cavallet caminando desde Las Salinas: una ruta secreta entre bosque y mar

Una de las formas más especiales —y poco conocidas— de llegar a Es Cavallet es a pie desde la playa de Las Salinas, atravesando un sendero natural que te lleva entre pinos, dunas y marismas.

Esta caminata no solo es sencilla y muy bonita, sino que también te regala una entrada diferente y con encanto a la playa gay por excelencia de Ibiza.

El camino comienza al final de la playa de Las Salinas, hacia el extremo derecho si miras al mar. Desde ahí, verás un sendero que se adentra entre los árboles y bordea el Parque Natural de Ses Salines.

En unos 20-25 minutos, llegarás a Es Cavallet desde un acceso lateral, mucho menos concurrido que la entrada principal y con unas vistas espectaculares del mar y las dunas.

Además de ser una experiencia en sí misma, este paseo es ideal para quienes disfrutan de descubrir la isla de forma más orgánica, lejos del bullicio y con la sensación de estar llegando a un lugar un poco más secreto.

Consejo: si vas en pleno verano, lo mejor es hacer la caminata temprano por la mañana o al final de la tarde para evitar el calor fuerte. Y no olvides llevar agua, porque una vez que llegues a Es Cavallet… probablemente querrás quedarte un buen rato.

3) El Chiringay: mucho más que un bar de playa

A simple vista, el Chiringay puede parecer solo otro chiringuito frente al mar… pero quienes lo conocen bien saben que tiene historia.

Fundado en los años 90, este pequeño local frente a la playa se ha convertido en un auténtico símbolo de libertad, inclusión y alegría en Ibiza, especialmente para la comunidad LGBTQ+.

Lo que muchos no saben es que el nombre "Chiringay" fue, en su momento, una especie de guiño rebelde. En una época donde la visibilidad gay no era tan abierta como hoy, poner ese nombre fue una declaración clara de intenciones: aquí se venía a ser uno mismo, sin filtros ni disfraces. Y desde entonces, el espíritu no ha cambiado.

Durante el día es perfecto para tomar algo fresco, almorzar con vistas al mar o simplemente disfrutar de la buena energía que siempre hay en el ambiente.

Pero lo mejor llega por la tarde, cuando la música empieza a subir, la gente se suelta y se genera esa mezcla única de fiesta relajada y complicidad colectiva.

Dato curioso: muchos visitantes no se dan cuenta de que el Chiringay es uno de los pocos chiringuitos de playa que ha mantenido su identidad sin comercializarla en exceso.

4) El extremo sur de la playa: el mirador escondido con vistas a la magia de Ibiza

Mientras la mayoría se queda en la zona central de Es Cavallet, entre toallas, música y mojitos, pocos se animan a caminar hasta el extremo sur, donde la playa termina y comienza un paisaje más rocoso y salvaje. Y es una lástima, porque quien se toma esos minutos extra es recompensado con una de las vistas más especiales de toda la zona.

Allí, sobre unas formaciones rocosas naturales y con el mar golpeando suavemente, encontrarás un punto elevado que funciona como mirador improvisado. Desde ahí, en días despejados, puedes ver la silueta mágica de Es Vedrà a lo lejos, y si te quedas hasta el atardecer, los colores del cielo pintan una escena absolutamente inolvidable.

Es un lugar perfecto para escaparte del bullicio, sentarte con un pareo y algo de beber, o simplemente cerrar los ojos y dejar que el viento y el sonido del mar hagan lo suyo.

5) No, Es Cavallet no es solo una playa gay (y eso es parte de su encanto)

Aunque Es Cavallet es conocida internacionalmente como la playa gay de Ibiza —y sin duda es un lugar de referencia para la comunidad LGBTQ+—, lo cierto es que no es una playa exclusivamente gay, y ese es justamente uno de sus grandes valores.

Aquí conviven parejas hetero, familias, grupos de amigos, nudistas, curiosos, locales y viajeros de todo tipo. La clave de Es Cavallet es la convivencia, la libertad y el respeto mutuo. 

Es un espacio donde nadie sobra, nadie desentona y nadie tiene que justificarse por cómo es o con quién viene.

Ese espíritu abierto, desprejuiciado y amable es lo que hace que tantas personas, año tras año, elijan volver. La energía es especial: relajada, alegre, sin tensiones ni etiquetas.

Puedes estar tomando el sol a un metro de una pareja gay, una pareja desnuda o un grupo de amigos italianos bailando al lado del chiringuito… y todo fluye.

Así que, si alguna vez dudaste en venir pensando que “no eras del perfil”, te lo digo claro: esta playa es para todos, y eso es justamente lo que la hace tan especial. Eso sí, debes dejar todos tus prejuicios detrás, porque aquí no hay lugar para ellos.

6) El viento y la posidonia: el detalle que cambia toda tu experiencia en Es Cavallet

Uno de los secretos mejor guardados de Es Cavallet es que su belleza depende mucho del viento.

En días calmados, el mar se vuelve un espectáculo de agua cristalina, ideal para nadar, relajarse y sentir esa conexión directa con la naturaleza.

Pero cuando sopla fuerte, especialmente desde el este o el sur, el panorama cambia: la posidonia (una planta marina natural y protegida) puede llegar a la orilla, oscureciendo el agua, dejando un olor fuerte y haciendo menos placentero el baño.

Consejo clave para disfrutar esta playa gay de Ibiza: antes de ir, consulta el viento del día. Si ves previsiones de brisa suave del norte o día sin viento, estás ante una oportunidad perfecta para disfrutar Es Cavallet en su versión más pura y mágica.