Si estás pensando en escaparte unos días a Ibiza esta primavera, este artículo es para ti.
Nada de rutas abarrotadas ni agendas imposibles. Aquí se trata de desconectar, comer bien y vivir la isla con calma, pero sin perderte lo mejor.
Tres días pueden parecer poco, pero bien organizados, pueden convertirse en una experiencia inolvidable.
Calas escondidas, restaurantes que combinan sabor y experiencia, paseos inmersos en la naturaleza, y planes que te conectan con la Ibiza auténtica, ese será un viaje verdaderamente memorable.
Esta guía está pensada para quienes valoran la calidad, sin el ruido del lujo exagerado. Para los que buscan comodidad, buena gastronomía y momentos especiales, sin tener que organizarlo todo por su cuenta.
Prepárate para descubrir una Ibiza diferente. Más relajada, más sabrosa y que te hará disfrutar con los 5 sentidos.
Día 1: Llegada, paseo por Dalt Vila y cena con un horizonte alucinante

Empieza tu escapada instalándote sin prisas. Si tu alojamiento está cerca del aeropuerto o en la zona de Ibiza Ciudad, mejor aún.
Deja las maletas, ponte ropa cómoda y sal a caminar un poco para empezar a conectar con el ritmo de la isla.
Una buena forma de arrancar es explorando Dalt Vila, el casco histórico amurallado. Subir sus calles empedradas es como retroceder en el tiempo, pero con el Mediterráneo como telón de fondo.
Tómate tu tiempo. Detente en alguna tienda de diseño local o en una galería, y disfruta de la vibra ibicenca que percibirás a cada paso.
Para cenar, lo ideal es un restaurante con terraza y vistas al puerto o al mar. Hay opciones como el Pino Dalt Vila con exentes platos de pasta y también excelentes opciones españoles, servicio impecable y ambiente relajado.
Reservar con antelación es clave, sobre todo en temporada. Una copa después en una terraza tranquila es el cierre perfecto para tu primer día en Ibiza.
Día 2: Cala tranquila, comida frente al mar y mercadillo local
Empieza el día temprano con un buen desayuno en el hotel o en alguna cafetería con productos locales.
Después, rumbo a una cala menos transitada. En primavera, muchas de estas playas aún conservan esa sensación de tranquilidad que se pierde en pleno verano.
Cala Llentrisca, por ejemplo, es un rincón poco conocido, ideal si buscas desconexión total y vistas impresionantes.
Ibiza tiene más de 50 calas y playas, muchas de ellas accesibles solo a pie o por caminos secundarios.
Por eso, contar con transporte privado o al menos un coche de alquiler hace toda la diferencia, si quieres salirte de las rutas turísticas más obvias.
Al mediodía, el plan perfecto es comer en un restaurante frente al mar. No faltan opciones con pescado fresco, arroz con sabor auténtico y un ambiente sin pretensiones.
Luego, si te apetece algo más de movimiento, puedes visitar uno de los mercadillos locales, que ya empiezan a activarse en esta época. El de Las Dalias, aunque más famoso, es también relajado entre semana.
Cierras el día con los pies en la arena, observando como cae el sol en la cala de Benirrás donde además verás a los locales juntarse a tocar los tambores al atardecer. Una experiencia inolvidable.
Día 3: Ruta en el norte, comida de interior y despedida relax

Para el último día, el plan ideal es alejarse un poco más y explorar el norte de la isla. Esta zona es más verde, más rural y mucho menos turística que el sur.
Aquí se respira una Ibiza más pausada, con carreteras secundarias que conectan pueblos pequeños, campos de almendros y colinas cubiertas de pinos.
Una de mis rutas favoritas es la que pasa por Sant Joan y sigue hacia el interior, con paradas en galerías, tiendas artesanales o simplemente para hacer fotos de los paisajes.
No hace falta ir con prisa. Si te dejas llevar, siempre aparece algo que vale la pena admirar.
A la hora de comer, lo mejor es apostar por un restaurante de interior, de esos que cocinan con productos de temporada y sin complicarse demasiado.
Hay sitios donde todavía se sirven platos tradicionales ibicencos como el sofrit pagès o el bullit de peix, pero con un enfoque más actual.
Un clásico de camino a San Carlos que recomiendo mucho es Cas Pages se encuentra sobre la carretera. No te dejes engañar por su exterior austero, dentro tiene una hermosa terraza llena de vegetación.
Termina el viaje sin correr. Una última parada en una terraza tranquila, un café mirando el paisaje, y esa sensación de haber conocido una Ibiza más real. Porque a veces, lo mejor del viaje está en los detalles que no planeaste.
Antes de irte: ¿Qué tipo de Ibiza quieres llevarte contigo?
Tres días pasan rápido, pero son suficientes para entender que Ibiza es mucho más que playas bonitas y música.
La forma en que vives la isla depende mucho de cómo decides recorrerla.
¿Prefieres moverte con un plan claro o dejar espacio a lo que surja?
¿Te atrae más el lado rural o lo costero?
Una recomendación que siempre doy es evitar sobrecargar los días. Ibiza no es una isla para ir tachando lugares como si fuera una lista.
A veces, un desayuno largo, una charla con alguien local o una cala que encuentras por casualidad terminan siendo el mejor recuerdo del viaje.
Y si vuelves, porque la mayoría lo hace, intenta venir en otra estación.
Primavera tiene un encanto especial: buen clima, menos gente y una energía más serena. Pero cada época te muestra una cara distinta de la isla, que es digna de visitar.